En el sector textil profesional, cada prenda no solo debe cumplir con su función estética o técnica, sino que a menudo también debe soportar condiciones de uso extremas. Esto es especialmente importante cuando se trata de ropa sometida a lavado industrial, como ocurre en sectores como la sanidad, hostelería, industria o rental textil.
Y hay un detalle que a menudo se pasa por alto, pero que es esencial: la etiqueta.
No sirve de nada invertir en tejidos técnicos o costuras reforzadas si la etiqueta se borra, se despega o se vuelve ilegible tras los primeros lavados. Por eso, en este artículo te contamos cómo garantizar su durabilidad, incluso bajo las condiciones más exigentes.
1. Elegir el material adecuado: la base de una etiqueta duradera
Todo empieza con el soporte. La elección del material sobre el que se imprimirá la etiqueta es clave para garantizar su resistencia a la fricción, los químicos agresivos, la humedad, la temperatura y los ciclos repetidos de lavado y secado.
En lavados industriales, se trabaja con temperaturas que pueden superar los 75 °C, detergentes con alto poder alcalino, blanqueadores como el cloro o peróxidos, y procesos mecánicos más agresivos que en el ámbito doméstico. Por eso, los materiales convencionales no siempre dan la talla.
En Indet utilizamos materiales técnicos especialmente diseñados para estas condiciones, como por ejemplo:
- Poliéster satinado: ofrece un acabado elegante, es suave al tacto y muy estable dimensionalmente.
- Poliamida (nylon): resistente al desgaste y compatible con impresiones térmicas de alta precisión.
- Tyvek o materiales sintéticos no tejidos: utilizados en entornos industriales o sanitarios donde se requiere máxima resistencia a químicos.
La elección depende del tipo de prenda, el sector de uso y la información que debe incluir la etiqueta. Y siempre debemos tener en cuenta su comportamiento tras 50, 100 o incluso 200 lavados industriales.
2. Tintas e impresión: lo que no se ve… pero marca la diferencia
La resistencia del soporte no sirve de mucho si la impresión no se mantiene legible con el tiempo. Muchas veces, el desgaste se produce no por rotura de la etiqueta, sino porque la información (composición, instrucciones, código de trazabilidad…) se borra, se difumina o se vuelve ilegible.
En este sentido, la tecnología de impresión es determinante:
- Transferencia térmica con cinta de resina: una de las opciones más resistentes, especialmente frente a lavados industriales y fricción. Ideal para etiquetas de composición o trazabilidad.
- Impresión digital con tintas industriales: ofrece gran versatilidad y personalización, y cuando se realiza con tintas adecuadas, también presenta buena resistencia al lavado.
- Termograbado: en algunos casos, como en etiquetas de tallaje o numeración fija, se puede aplicar un grabado directo que no utiliza tinta, lo cual garantiza una permanencia total.
En Indet recomendamos el uso de tintas certificadas y formulaciones testadas específicamente para ambientes industriales, asegurando que la información se mantenga visible y conforme a normativa durante toda la vida útil de la prenda.
3. Tipos de fijación: asegurar que la etiqueta se mantenga en su sitio
No solo importa que la etiqueta sea resistente, también lo es cómo se aplica a la prenda. El sistema de fijación determina si esa etiqueta va a soportar decenas de lavados sin despegarse o acabar dentro del tambor de la lavadora tras unos pocos ciclos.
Estas son las principales opciones que consideramos:
- Costura tradicional: sigue siendo la forma más fiable y duradera, sobre todo para ropa laboral o sanitaria. Bien aplicada, evita que la etiqueta se desprenda por calor, agua o fricción.
- Termosellado: se aplica con calor y presión, ideal para prendas técnicas o materiales sintéticos donde no se puede coser. Requiere compatibilidad entre prenda y etiqueta.
- Adhesivo técnico: indicado para etiquetado temporal, control logístico o identificación interna, pero no es aconsejable para ropa que pase por lavandería.
En cada caso, estudiamos el tejido, la función de la prenda y el tipo de lavado al que se somete, para determinar cuál es el mejor método de fijación.
4. Ensayos de resistencia: no basta con prometer, hay que demostrar
La teoría está bien, pero en Indet no nos quedamos ahí. Sabemos que cada entorno industrial tiene sus particularidades, y por eso realizamos ensayos reales de durabilidad antes de lanzar o recomendar cualquier etiqueta para uso intensivo.
Estos ensayos pueden incluir:
- Lavados a alta temperatura (hasta 90 ºC)
- Ciclos con cloro, detergentes alcalinos o desinfectantes
- Secado industrial (a tambor o túnel)
- Frotado, planchado y exposición a vapor
- Repetición de los ciclos para simular la vida útil de la prenda
Solo cuando una etiqueta supera estas pruebas sin perder su integridad, legibilidad ni fijación, la validamos como apta para entornos industriales.
Esto no solo garantiza el cumplimiento normativo (como las normas ISO 15797 o ISO 6330), sino que también ofrece tranquilidad a nuestros clientes, que saben que la etiqueta va a estar ahí hasta el final.
5. Personalización, trazabilidad y normativas: funcionalidad sin renunciar a la resistencia
Hoy en día, las etiquetas cumplen mucho más que una función estética o informativa: son también herramientas de control, trazabilidad y cumplimiento normativo.
En sectores como el sanitario o el rental textil, es habitual que las etiquetas incluyan:
- Códigos QR o de barras
- Identificadores únicos por prenda o lote
- Datos de producción y origen
- Instrucciones multilingües
- Cumplimiento REACH, OEKO-TEX®, etc.
La clave está en que todo esto se imprima sobre un soporte y con una tecnología que permita una lectura clara tras decenas de lavados. De nada sirve un código de trazabilidad si no se puede escanear tras unas semanas de uso.
Al fin y al cabo, la etiqueta también forma parte de la calidad: es un reflejo del cuidado, la calidad y el compromiso de la marca. En Indet llevamos más de tres décadas desarrollando etiquetas que resisten tanto como las prendas a las que acompañan. Porque sabemos que si la prenda está hecha para durar, la etiqueta también debe estar a la altura.