Como hemos comentado en otras ocasiones (enlace a post sobre comportamiento del consumidor), en los últimos años se han acelerado cambios en todos los sectores. Todo apunta a que estos cambios de hábitos forzados pueden traducirse en un interés más generalizado de las cadenas minoristas en la implementación de sistemas que les permitan adaptarse más rápidamente.
Según el estudio de Accenture «A new Era for RFID in Retail Accenture Covid-19 Consumer Pulse Research November 26, 2021 to December 10, 2021», la COVID-19 sin duda ha tenido un fuerte impacto en la decisión de implementar el RFID. Según este estudio, el 46% de las personas encuestadas indican que ya lo estaban considerando antes de la pandemia, y un 24% adicional comenta que hizo debido a esta.
Este interés varía según el sector, por ejemplo, en el de comestibles el 56% se consideró a raíz de la pandemia, no antes. Pero, aunque haya sido una decisión reactiva, el 87% considera que «esta renovada atención ha sido una bendición, ya que centrarse en el RFID les permitió ofrecer mejores experiencias omnicanal durante la pandemia».
La conclusión es que es importante que las empresas sean conscientes de que el cambio digital es irreversible, y busquen tecnologías que les permitan dar un mejor servicio online. En el momento de realizarse la encuesta, el 67% de consumidores indicó que era «probable o muy probable» que utilizasen la entrega a domicilio (con un 49 % de estos optando por la entrega en la acera), y el 42 % la recogida en el casillero de la tienda (pick-up o click&collect).
Además del RFID, la pandemia ha provocado que los minoristas prioricen tecnologías como entrega rápida, internet de las cosas, blockchain y sensores o cámaras. Pero la buena noticia es que el 82% de los encuestados están «algo o muy de acuerdo» en que el RFID es esencial para la implementación de tecnologías emergentes, y el 83% están «totalmente o algo de acuerdo» que el RFID podría complementar estas tecnologías emergentes.
¿Cómo están implementando el RFID las empresas?
Las grandes empresas, como suele ser habitual, son las primeras que han implementado el RFID. Por ejemplo, Nike ha llevado a cabo una elevada inversión para impulsar su transformación digital. Según Matt Friend, CFO de Nike, «la pandemia nos ha permitido acelerar dónde y cómo vamos a invertir. En última instancia impulsaremos conexiones más profundas con los consumidores y continuaremos amplificando la fortaleza de nuestra marca, utilizando la tecnología para operar de manera más eficiente y a mayor escala».
En este sentido, y según indica la empresa, el RFID está mejorando las capacidades de envío desde tienda en Norteamérica, y planea implementar esta tecnología en toda su cadena de suministro y tiendas. Se espera que RFID reduzca el inventario costos de mantenimiento y costos de transporte, tanto directos como mayoristas, a la vez que les ayuda a crear un mercado totalmente conectado.
Otro claro ejemplo es Walmart, la mayor empresa minorista del mundo, que está expandiendo la implementación del RFID mucho más allá del calzado, ropa, joyería y neumáticos. Para septiembre de 2022 se espera que todos estos artículos lleguen etiquetados con RFID: accesorios para el hogar (baño y ducha, dormitorio, mobiliario de cocina y comedor, sistemas de almacenamiento y organización), electrónica de consumo, teléfonos, tablets y accesorios, y baterías para automoción. Pero no se detendrá aquí, sino que una vez acabada esta fase se empezarán a incorporar otros departamentos.
Si fijamos la mirada en Europa, Inditex es referente en implementación de RFID con su plan «2022 Horizon». Según este plan, de un CAPEX de 2,7 billones americanos de euros, 1 billón se dedica al comercio online, con el objetivo de llegar al 25% de ventas online respecto su total de ventas.
Hasta hoy decenas de marcas europeas como Gerry Weber, Decathlon, Cache Cache, Brownie, Álvaro Moreno o El Corte Inglés han apostado por la implementación del RFID, y la lista sigue aumentando día a día con empresas de cualquier tamaño.
Estas tendencias marcarán sin duda una mayor ola de implementaciones de RFID a partir de 2022 y en los siguientes años, no sin nuevos retos como la falta de chips en el mercado. Pero al margen de los retos, muchas marcas deberán plantearse cómo competir en este nuevo escenario perfilado por la pandemia y nuevas amenazas globales.