¿Te has encontrado alguna vez teniendo que esforzarte para leer la información de una etiqueta de ropa? A muchas personas les sucede. Sin embargo, ya sea porque quieran ver la composición exacta, porque tengan dudas sobre las especificaciones de lavado, o incluso sobre la talla, una mala legibilidad puede afectar a tanto la experiencia del cliente como a la imagen de la marca.
Aunque las etiquetas suelen ser pequeñas, y por lo tanto con un espacio reducido para consignar la información, su importancia es enorme, tanto a nivel legal como visual.
Por ello, una pregunta que hemos recibido en varias ocasiones es qué tamaño y tipo de letra es ideal usar para una determinada etiqueta de ropa. Vamos a verlo con detalle:
1. La legibilidad es fundamental
Puede parecer obvio, pero si el texto de la etiqueta no se lee con facilidad, la etiqueta no cumple su función. Que la información sea clara no solo ayuda al usuario, también genera confianza y facilita el uso de la prenda.
Tamaño mínimo recomendado
Aunque no todos los países exigen un tamaño específico, la práctica habitual en la industria es usar un mínimo de 6 puntos para textos informativos como instrucciones de lavado o composición. Eso sí, este valor puede variar según la tipografía. Algunas fuentes a 6pt resultan poco legibles, por lo que recomendamos usar 7 u 8 puntos siempre que sea posible, especialmente si tus prendas se destinan a varios mercados.
Tipografías funcionales
Las fuentes sin serifas, como Arial, Helvetica o Univers, son las más adecuadas para textos pequeños. Son limpias y fáciles de leer, incluso en etiquetas de tejidos o texturas delicadas. Evita las tipografías decorativas o muy finas para el texto informativo, salvo para el nombre o logo de la marca, y siempre con un tamaño mayor.
2. Diseña pensando en la normativa internacional
Si produces prendas para diferentes mercados, tus etiquetas probablemente incluyan contenido en varios idiomas. Esto puede hacer que el espacio sea muy limitado, por lo que la distribución y la elección tipográfica son clave.
Usa el tamaño de letra de forma estratégica
Da mayor tamaño a la información más importante, como composición o símbolos de cuidado. Los textos secundarios o traducciones pueden ser algo más pequeños, pero siempre legibles.
Atención a alfabetos no latinos
Idiomas como el chino, japonés, árabe o cirílico pueden necesitar un tamaño de letra o un grosor mayor para que se lean bien.
Cada país tiene sus requisitos
Algunas regiones especifican tamaños mínimos para ciertos textos, otras exigen que la información esté en su idioma oficial o que siga una estructura concreta. Es importante consultar la normativa del país de destino antes de definir el diseño final de la etiqueta.
3. Equilibrio entre marca y funcionalidad
La etiqueta no solo es un requisito legal, también es una extensión de tu marca. Pero es fundamental equilibrar el estilo con la claridad.
El logo o nombre de tu marca puede tener personalidad. Utiliza una tipografía más especial para el branding, pero mantén la información técnica en una fuente clara y sencilla.
Intenta evitar la saturación, es decir, no trates de incluir toda la información en un único espacio pequeño. Las etiquetas plegables o multiláminas son una solución práctica para añadir más contenido sin perder orden ni legibilidad.
En este sentido, puedes jerarquizar la información. Usa negritas, iconos o saltos de línea para guiar la lectura y organizar el contenido.
4. Ten en cuenta el material de la etiqueta y el tejido
El tipo de material de la etiqueta y el tejido en el que va cosida afectan cómo se ve y dura la tipografía.
- Etiquetas tejidas: Por la naturaleza del hilo, las fuentes deben ser más gruesas y con mayor tamaño (mínimo 8 puntos). Las letras finas pueden perderse o difuminarse.
- Etiquetas impresas (satinadas, algodón, TPU, etc.): Permiten líneas más finas y tamaños menores, pero siempre hay que comprobar su resistencia al lavado y uso.
- Contraste: El texto oscuro sobre fondo claro es lo más legible. Si usas etiquetas de color, asegúrate de que la tinta destaque bien.
5. Prueba antes de lanzar la producción
Aunque tengas un buen diseño y material, la prueba real es imprescindible.
Haz prototipos físicos
Imprime y revisa muestras antes de producir en masa. Lo que parece bien en pantalla puede comportarse diferente sobre tela.
Prueba de lavado y uso
Comprueba que el texto siga siendo legible después de varios lavados. Algunas tintas se desgastan rápido y ciertos métodos de impresión aguantan menos la fricción o el calor.
Pide opiniones
Tanto a tu equipo como a usuarios de prueba. Su feedback sobre claridad y comodidad puede ser clave para mejorar el diseño final.
En resumen, elegir la tipografía y tamaño adecuados para tus etiquetas no es solo una cuestión estética: es una decisión estratégica. Estás equilibrando experiencia del cliente, normativa, durabilidad y branding en un espacio que a menudo es tan pequeño como una tarjeta de visita, ¡o incluso menos!